Bolivia recibió más de seis millones de vacunas en 19 envíos; el 33 % en solo tres días

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(La Paz, 12 de julio, Viceministerio de Comunicación) A la hora de las estadísticas sobre el abastecimiento de vacunas contra el COVID-19 en Bolivia, los indicadores no dejan de crecer y mejorar exponencialmente, como prueba de la idoneidad y éxito de las gestiones del Gobierno Nacional.

Algunos de los datos más llamativos son que en 72 horas, entre el viernes y domingo pasados, Bolivia recibió más de un tercio del total de inmunizantes disponibles desde el inicio de la pandemia; que en julio se espera recibir más de 4,2 millones; y que más del 70 % de las vacunas fueron compradas, al contrario de muchos países de América Latina y el Caribe –por no hablar de Asia y África– que se abastecen en gran medida con donaciones.

Por otro lado, también es destacable el despliegue logístico: 19 vuelos trajeron entre enero y lo que va de julio 6.051.050 de vacunas: en enero llegaron 20.000 dosis en un envío; en febrero, 500.000 en un solo vuelo; en marzo hubo dos lotes con un total de 428.000 vacunas; en abril se empezó a incrementar el flujo: tres vuelos trajeron 317.430 dosis; pero la demanda empezó a satisfacerse al nivel esperado en mayo, cuando arribaron 1.500.620 inmunizantes en cinco envíos; en junio hubo cuatro embarques que trajeron al país 1.250.000 unidades y en julio ya llegaron tres vuelos con 2.035.000 vacunas y se espera 2.200.000 más (en cinco diferentes lotes y cada cinco días), para un total de 4.235.000 dosis: cuatro lotes de 500.000 Sinopharm (los días 16, 21, 26 y 31 de este mes) y 200.000 segundas dosis de Sputnik V hasta fin de mes, según anunció el presidente Luis Arce en su mensaje a la nación del pasado 30 de junio.

De esta relación se desprende claramente que a medida que las autoridades lograron establecer vínculos directos con las farmacéuticas –Sinopharm de China y Gamaleya de Rusia– se pudo sortear la escasez generalizada de vacunas a nivel mundial, provocada por el acaparamiento de las potencias. A ello se debe sumar un problema específico de Bolivia: durante 2020, cuando los fármacos eran desarrollados en diferentes países, el régimen de facto no estableció contactos y acuerdos previos, como sí lo hizo la mayoría de los gobiernos del mundo. Doble desventaja sorteada por el Ejecutivo que, a la cabeza del presidente Luis Arce despliega gestiones de primer nivel, tanto en lo diplomático como en lo comercial.

Más datos

El viernes 9 llegaron 527.000 Sputnik V (500.000 primeras dosis, 27.000 segundas), y el domingo 11 arribaron 1.008.000 Janssen y 500.000 Sinopharm; vale decir, en 72 horas se recibió 2.035.000 vacunas; el 33,63 % de las 6.051.050. Más de la mitad son Sinopharm: 3.200.000; Sputniv V, 1.272.000; Janssen, 1.008.000; AstraZéneca, 378.000 y Pfizer, 193.050 unidades.

Por otro lado, gracias a la reactivación económica, el Estado pudo asumir su obligación constitucional de velar por la salud del pueblo: el Gobierno compró 4.272.000 inmunizantes, equivalentes al 70,6 %; y gestionó la donación de 1.779.050, apenas el 29,4 %. Hasta septiembre –como lo anunció Arce– llegarán al menos otros 6,2 millones de vacunas, todas compradas en China y Rusia. Gracias al Modelo económico social comunitario productivo, que se reestablece poco a poco tras la pausa durante el régimen de facto, el Estado Plurinacional ahora es digno y soberano y no depende de donaciones o limosnas que, durante el neoliberalismo, llegaban de la mano de imposiciones políticas y macroeconómicas.

De esta manera se cumple el Plan Nacional de Contención y se garantiza que el país estará preparado para reducir al máximo la incidencia de la cuarta ola de la pandemia. Ahora resta que los niveles regionales y municipales de gobierno cumplan con la redistribución y aplicación masiva de las vacunas. El Ejecutivo ya cumplió abasteciendo y sigue coordinando la promoción de la vacuna y la inmunización de grupos y sectores específicos.